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Mostrando entradas de febrero, 2011

Crónicas colegiales: El sobresaliente y el príncipe.

Los nueve años fueron muy especiales e importantes, poneros en mí piel; no es que descubrieran que era superdotada si no que fueron inolvidables. Estaba en 4º de la tan añorada EGB, mi tutora era la señorita Doña Luz, con la que además de las horas lectivas iba a su casa porque daba clases particulares,-fue el único año que las compis me llamaron "enchufada" pues aquella señora, guapa, arreglada, siempre con labios pintados de rojo y su luto riguroso, realmente me adoraba aunque de vez en cuando un anillo enorme que llevaba, acabase en mi cabeza a modo de colleja- pues tonta nunca fui, pero vaga un montón... así que mamá estaba hartita de aquellas tardes repetitivas: ¡Merienda, apaga la tele, y ponte a estudiar!. Por eso decidió que diera clases fuera del colegio, las matemáticas estropeaban el conjunto de resultados en mi boletín de notas no es que fueran brillantísimos pero tampoco eran mediocres. -¡Normales!, decía mi querido papá. Pero sí, ese año reconocí que nece

Crónicas Colegiales: Culebras, Serpientes y lagartos¡¡¡¡

                                     No os creaís que esto de las actividades extraescolares estaban de moda en mi época. Ahora se conciben de forma organizativa y de aprendizaje extra pero a finales de los 70 principios de los 80 todas eran de pago, y había muy poca oferta y tampoco la demanda era tan exagerada, las mayoría de las mamis no trabajaban y las abuelas estaban ahí para llevar al parque-tampoco había tantos como ahora- de la plaza del sur todas las tardes; así que podéis imaginar el alboroto que armé en casa cuando en el cole se organizó el viaje de fin de curso de octavo,tened presente también que los 14 años míos nada tienen que ver con los de ahora. No penséis que era más lela de lo normal en aquella época. Así que aquel año había empezado la serie V, ¿Os acordáis, verdad? Bueno pues yo siempre le tuve pavor a los bichos que reptan, verdadera fobia, y a la vez repug nacia; no obstante, no había quien me sacara de enfrente de la tele cuando empezaba aquella serie, a

Crónicas Colegiales: Oh blanca Navidad¡¡¡¡¡¡¡

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Siempre fui un poco cantarina¡ . No sé muy bien a qué se debía, pero criarme con mi agüela María, -mi querida, siempre me decía que de su pensión ella me pagaba las clases de canto, que algún día me vendría bien- que mientras cocinaba cantaba, cosa que ahora esta mal visto entre los vecinos ya que hay que evitar los ruidos molestos incluso de día- aquello de "Lola, Lolita la piconera..." o  "Qué tiene la Zarzamora..." o los tangos de Gardel, hacía poco que regresara la mujer y demás, del Uruguay- o tener a todas horas puesta la radio, en fin, ahora sé que un cúmulo de circunstancias han hecho posible hoy que me guste cantar en alto, la farándula y esto de la radio-tele, pero no os voy a explicar en este momento porqué soy como soy. A lo que iba. Es que en el colegio si había algo que nos encantaba a todas -os recuerdo que no era mixto- eran las actuaciones especiales en las fiestas de Navidad.  Las empezábamos a preparar mes y medio antes de que se celebrase