abril 12, 2022
diciembre 01, 2021
Tic, tac
Esperando a la vida.
Esperando a la vida y a lo que me hace sentir satisfacción.
Esperando a la vida y los caprichos del ir y venir...del momento
en que se apaga el ruido de mi alma y me someto.
Soy un museo vivo de colecciones en constante restauración
lo que me lleva a darle sorbos lentos y aromáticos
al café que me devora las mañanas.
Tengo el título de evaluador de causas perdidas, y además soy escuchante de vidas desastre.
Es una delicia particular, como mi patio
un cascayu de colores y números correlativos
como seguidas son las ideas que me invaden
los silencios acostados en el sofá.
Mientras,mirando el despertador, sigo esperando a la vida,
que pasa, sin ruido, sin detenerse, sin acordarse de mí.
Mónica Solís.
octubre 25, 2021
Pacto de despido.
Un fuera de área con latidos precipitados en la garganta mientras,
intento saborear la que será la última cerveza.
Lágrimas que se quedan inmóviles, que no salen de su asombro...
agua salada sin resacas de adiós, con rabias de una despedida
Novedades desconectadas de mí alma que no descifran el conjunto de mierdas que salen de tu boca.
Sin reproches.
Sin reparos.
Sin vergüenza.
Conmigo sin hoy.
Miles de bilis, mientras miro tu cara de monigote
queriendo borrar-me-de tu vida.
Anulada con negativo.
No traigo goma de borrar, ni libreta dónde escribirte.
No compré ningún boleto dónde se rife mi vida a partir de ti.
No hay sabor que me quite el estallido ácido que nace en mí lengua sin gusto, sin invitación a otro beso...
¡Cuánto me hubiese gustado no enfadarme!
Has cambiado mi ritmo.
...y tus palabras finales...
usadas como crédito a tantos años de lealtad.
No me sirven.
No las quise.
No me emborrachan, ni ciegan.
Y aquel beso en la mejilla que marcaba tu libertad y mendicidad...
Aquel reproche.
Aquel perdón.
Aquella indigencia de tú amor con los que sobrevive mi recuerdo...
Así te recuerdo: una hora de compañía y tres años
de miseria.
Mónica Solís