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Un inciso: Papel, papel¡

A lo mejor es que simplemente soy rara, o que no soy capaz de acostumbrarme.  Cuando salía de noche siempre llevaba un par de paquetes de pañuelos de papel (para mí, mis amigas etc); pero cuando voy tempranito a un establecimiento público, el que sea, espero que: gracias a todos los impuestos que debemos pagar como ciudadanos, y por estos avatares de la vida si se me apetece acudir de urgencia a un aseo tenga la oportunidad de quedarme tranquila al ver uno o varios rollos de papel higiénico. No pienso en mangar ninguno, señores, ni liarme a bolas contra la puerta mientras me llega la inspiración; simplemente necesito usarlo tras mitigar mis pequeñas necesidades. Lo sé, estamos muy mal acostumbrados, nos han educado en el estado del bienestar y de la higiene, deberíamos dedicarnos a hacer aguas menores, como lo canes, en la calle, según nos apeteciera, en plan salvaje... Esta mañana tuve la gran suerte de entrar en los aseos de un ambulatorio muy vinculado a la mar que hay en Gi

Crónicas Colegiales: 8º EGB La historia llega a su fin

                                                                                                  Al inicio de este curso, sucederían situaciones en mi vida que lógicamente marcarían todo mi futuro, muchas decisiones consensuadas con la familia, y muchas sensaciones nuevas. La idea de abandonar el colegio no pasó por mi mente hasta la mitad de año, cuando acabé destrozada por comentarios inoportunos de algún profesor cacique que dominaba una de mis asignaturas preferidas: Matemáticas. Este profesor, me precipitó a descubrir que había un mundo no tan malo fuera de las paredes del colegio; años en los que a pesar de muchas buenas y malas anécdotas, recuerdo con nostalgia y respeto por mí misma; así que este curso fue: intenso. Rondaba los 13 para 14 años; de aquella se podía decir que más que la edad del pavo, era pura inocencia, nada comparable a los 14 años de hoy, que te dan más vueltas que una noria; entre las chicas había gran revuelo, por eso que para el año próximo algunas ir

Crónicas Colegiales; Cumpleaños Feliz, el mejor regalo!!!!!!

                                                    Esto de cumplir años siempre me ha encantado, no sé si se debe a qué en mí casa era motivo de grandes celebraciones o porque siempre me sentí especial, siempre ese día fue el primero que conocí claro está a mí madre. Mi abuela siempre decía que  cumplir años servía para ser mejor y más sabia, y para esperar de ese año buenas nuevas... Pues con esa premisa he esperado el 21 de abril, todo mi vida, como agua de Mayo, nunca mejor dicho ya que siempre, siempre ha llovido en mi cumple, por eso a veces lo celebraba con una gran fiesta en verano en la aldea de mi familia materna-recuerdo más de uno pero sólo tengo fotos de uno de ellos- donde de más niña, tenía a mis mejores amigos-bueno y ahora nos queremos mucho a que sí!-, Susana, Celia, José Ramón, y Daniel. Recuerdo uno especialmente en el que nos juntamos muchos en la casa del pueblo pero ahí estábamos, yo con las coletas, comiendo de todo, la empanada brutal que hacía mi madr

Crónicas Colegiales: Quiero ser mayor¡

                                                        Durante unos años en los colegios con esto de las políticas nuevas educativas -en aquellos años claro, ahora sigue habiendo demasiadas políticas para todo- para conocer al alumnado, se dedicaban a realizar diferentes pruebas de razonamiento. Los famosos test de inteligencia, que hoy por hoy a alguno seguro que lo recuerda con un entrañable afecto y odio. Rondaría yo los 11 añitos, cuando lógicamente se realizó en mí colegio. A mí me llamó poderosamente la atención porque no tenía ni idea de que iba la cosa, pero me gustaba la idea de no tener clase en una mañana, la que tocara, pues así tampoco sufriría con mi asignatura preferida. Recuerdo que para llegar al despacho de  psicóloga/o -no le pongo cara- había que subir un montón de escaleras, que yo subí descaradamente tranquila no me fuera a fatigar, lo que me supuso una media regañina de la monja que estaba haciéndole compañía, quiero decir que no sé que pintaba allí pero es

Crónicas Colegiales: La pantera Rosa y Tejero

                                 Hace 30 años ya que pasó¡ Tenía nueve años, me faltaba poco para los diez de aquella cumplir años era algo que se esperaba con anhelo. No me lo puedo creer, pero aquel día lo tengo-me imagino que todos- imborrable en mi cajón de recuerdos. No fui al cole porque desde muy pequeña sufrí de fortísimos dolores de oídos, y ese día amanecí con mucha fiebre; con el tiempo y gracias a que mami era muy insistente, acabé en una consulta privada de un otorrinolaringólogo-que bien me sale, decirlo y por supuesto escribirlo-, y descubrió cuál detective, una piedrecita muy párvula pero muy cabrona dentro de mi oreja-oído, que lógicamente me producía demasiados dolores, me la quitó y Santas Pascuas. Así que desde muy tempranito, disfruté de una jornada de relax, mimos de mi güelina, tele, más jornada de relax, dulces, juegos con Damián-mi primo hermano (ya os lo explicaré)- comida, más relajación-que envidia me doy a mí misma, leches. Hasta que de repente ya d

Crónicas colegiales: El sobresaliente y el príncipe.

Los nueve años fueron muy especiales e importantes, poneros en mí piel; no es que descubrieran que era superdotada si no que fueron inolvidables. Estaba en 4º de la tan añorada EGB, mi tutora era la señorita Doña Luz, con la que además de las horas lectivas iba a su casa porque daba clases particulares,-fue el único año que las compis me llamaron "enchufada" pues aquella señora, guapa, arreglada, siempre con labios pintados de rojo y su luto riguroso, realmente me adoraba aunque de vez en cuando un anillo enorme que llevaba, acabase en mi cabeza a modo de colleja- pues tonta nunca fui, pero vaga un montón... así que mamá estaba hartita de aquellas tardes repetitivas: ¡Merienda, apaga la tele, y ponte a estudiar!. Por eso decidió que diera clases fuera del colegio, las matemáticas estropeaban el conjunto de resultados en mi boletín de notas no es que fueran brillantísimos pero tampoco eran mediocres. -¡Normales!, decía mi querido papá. Pero sí, ese año reconocí que nece

Crónicas Colegiales: Culebras, Serpientes y lagartos¡¡¡¡

                                     No os creaís que esto de las actividades extraescolares estaban de moda en mi época. Ahora se conciben de forma organizativa y de aprendizaje extra pero a finales de los 70 principios de los 80 todas eran de pago, y había muy poca oferta y tampoco la demanda era tan exagerada, las mayoría de las mamis no trabajaban y las abuelas estaban ahí para llevar al parque-tampoco había tantos como ahora- de la plaza del sur todas las tardes; así que podéis imaginar el alboroto que armé en casa cuando en el cole se organizó el viaje de fin de curso de octavo,tened presente también que los 14 años míos nada tienen que ver con los de ahora. No penséis que era más lela de lo normal en aquella época. Así que aquel año había empezado la serie V, ¿Os acordáis, verdad? Bueno pues yo siempre le tuve pavor a los bichos que reptan, verdadera fobia, y a la vez repug nacia; no obstante, no había quien me sacara de enfrente de la tele cuando empezaba aquella serie, a

Crónicas Colegiales: Oh blanca Navidad¡¡¡¡¡¡¡

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Siempre fui un poco cantarina¡ . No sé muy bien a qué se debía, pero criarme con mi agüela María, -mi querida, siempre me decía que de su pensión ella me pagaba las clases de canto, que algún día me vendría bien- que mientras cocinaba cantaba, cosa que ahora esta mal visto entre los vecinos ya que hay que evitar los ruidos molestos incluso de día- aquello de "Lola, Lolita la piconera..." o  "Qué tiene la Zarzamora..." o los tangos de Gardel, hacía poco que regresara la mujer y demás, del Uruguay- o tener a todas horas puesta la radio, en fin, ahora sé que un cúmulo de circunstancias han hecho posible hoy que me guste cantar en alto, la farándula y esto de la radio-tele, pero no os voy a explicar en este momento porqué soy como soy. A lo que iba. Es que en el colegio si había algo que nos encantaba a todas -os recuerdo que no era mixto- eran las actuaciones especiales en las fiestas de Navidad.  Las empezábamos a preparar mes y medio antes de que se celebrase

"Crónicas colegiales: Mi amigo el deporte"

Aunque intente mirarlo desde diferentes prismas está claro que la fama de patosa -que aún me persigue- nace en el mismo momento que me animé yo solita hacer deportes varios en el colegio. No me conformaba con las excursiones por los prados Asturianos, en los que practicábamos el sano ejercicio del paseo que va. Tenía que ser como las demás y meterme en camisas de once varas, como el fracaso ni se asomaba por mi mente a esas edades tempranas para que iba yo a desistir, ni hablar. Como en todos los colegios una de las asignaturas llamadas "Marías" era la gimnasia, no sé porque era obligatoria, pero se convertía dos veces por semana en un deber obligatoriamente horrible, por que mientras te dictaban una tabla de ejercicios aeróbicos-esa palabra es muy moderna de aquella no se pronunciaba- todo iba bien, derecha, izquierda, arriba y abajo etc...Bien. Sin problema, pero en el momento que nos decían aquello de "espalderas" ahí estábamos las más "super geniales

"Crónicas colegiales: Las fabas pintas"

No me hacía más ilusión que quedarme a comer en el cole.  Mi madre me decía aquello de: " eres muy repugnante para comer, hija, y además un mico. Las monjas te obligan a comerlo todo". Cuánto saben las madres.  Pero a mí me daba igual, ¿Por qué iba a ser tan diferente que en casa si la mayoría de mis compis se quedaban al mediodía?  Pues yo ni iba a ser menos; creo que me pasé medio año diciéndoselo a mí madre, aquel cantarín:"anda mamá, anda".  Comer, siempre comí mal- aún colea en mí ese mal comer aunque no se note- pero a tozuda no me ganaba nadie, era capaz de darle la vara a mí madre pues eso, más de medio año hasta conseguir mi deseado tormento. Una mañana al despedirme en el autobús "Paredes" que hacía el recorrido por la avenida Portugal, Magnus Blisktad etc.. mi mami, me dijo: "Nena, hoy no vuelvas hasta la tarde que te quedas en el comedor" subí las escaleras del autocar como una loca y grité a todas-de aquella el cole sól

"Crónicas colegiales: nací pa pija"

                                          Tengo un problema en la vista desde que era pequeña¡ Los chicos,me gustaban un tanto guapos, rubios y pijos,lo dicho, un problema de visión. Cuando en el colegio nos dejaban ir andando, ya tenías que ser mayor unos 11 ó 12 años, creo que fue en 6º de la EGB -¡que buena la EGB!-, aluciné toda. De aquella vivía en la zona de Magnus Blikstad en Gijón, y era un buen trecho hasta el Santo Ángel de la Guarda que ese ubicaba en barrio antiguo de la ciudad al ladito del Mar Cantábrico pero, daba igual, nos juntábamos unas cuantas y se convertía en un paseo inmejorable. Una vez que llegábamos a la zona de la plaza del Parchís, ya la teníamos montada. Íbamos con tiempo suficiente para sentarnos un ratito y mirar, mirar, estupefactas aquellos chicos, con sus privatas azules, sus naúticos, y sus caballeras rubias al viento-también como dije los había morenas, pero yo a lo mío, con los rubios- que  hacían nuestras delicias. No recuerdo muy bien

Homenaje¡¡¡¡

¡La echo mucho de menos! Durante los casi nueve años de su mal, logró enseñarme mucho, aunque sus palabras no fueran compresibles ni su cuerpo le respondiera: la capacidad del hombre para resistir. Tendremos muchos defectos sin duda, pero si nos negamos a irnos, no hay destino que pueda con nosotros. Me vio, casada, siendo madre, trabajar, y llevar la casa, ser mujer y antes persona... Sé que se fue alegre, con alma llena de amor, cuando le llegó la hora...Así que reconozco que aún no he sido capaz de sentir su ausencia completamente, pero sé -lógicamente- que ya no está. Lo que os transcribo a continuación lleva colgado en mi casa años, sé que viajó desde el Uruguay, donde mi madre pasó sus mejores años-según ella-. Así que creo que es el mejor homenaje que le puedo hacer, ante todos y después de varios meses desde su muerte. Te querré siempre. A menos¡¡¡¡¡¡ ¡Hay una mujer que tiene algo de Dios por la intensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus

¡ Nada !

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Lento pero firme apoyaba su alma en aquel bastón asegurando así sus pasos inútiles como él decía... A  pocos lugares le llevaban ya o si acaso le acercaban más a su destino. Una vida sólo es un ciclo justo o injusto pero cierto, todo tiene un límite una barrera a la que intentas llegar con todo cerrado, con todo bien hecho, al menos si eres un buen hombre... A pocos lugares le apetecía ir ya, siempre se sintió seguro, ágil, valiente, pero ahora sólo era capaz de acurrucarse en aquel banco desmigando sus recuerdos, inhalando bocanadas de invierno el más fresco que había sentido nunca. Peinaba sus canas una y otra vez frente al espejo y no se lo creía. ¡Qué rápido había pasado todo! Había llevado una vida plena, trabajo digno, familia amable, amigos inseparables, pero la vejez te deja sequedad de recursos, unos se van, otros caen en las redes del olvido, y los que llegan no te da tiempo a saborearlos. Todos los días intentaba recordar y reírse, reirse acompañado por esa brisa

¡El Gris!

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No es sano comenzar una nueva década a este ritmo, con esta tensión, no puede serlo. Tampoco es bueno ser perezoso, vagear, y tirarte a la bartorla, sofá, piltra, planchar -eso ya es malo de por sí- la oreja... Ni lo uno ni lo otro, debe existir el gris , me lo llevan diciendo años, que no todo en la vida es blanco o negro que mejor estarás si respiras y cuentas hasta 20 antes de iniciar una bronca sin más, que te irá mejor, que se debe pensar mucho antes de decir lo que piensas, que mejor estás calladita..... Ufffff¡ que ya no puedo más¡ ¡Hombre, que ya está bien¡ El gris, que color más insulso, de por sí solo es soso, si te vistes con él debes combinarlo con algún color "vivo" rojo, rosa, azulón, malva... Por sí sólo es  poco atractivo a todo, a los ojos, al gusto,... ¿Cómo nos pueden aconsejar, decir que vivamos en gris? Balancear los sentimientos cuesta, de acuerdo, pero no cabe duda que es unútil reprimirlos, por algún lado acaban aflorando todos los sentires